El 26 de octubre de 1949 no fue un dìa de grandes noticias. El maestro Clemente Manuel Zabala, jefe de redacciòn del diario donde hacìa mis primeras letras de reportero, terminò la reuniòn de la mañnana con dos o tres sugerencias de rutina. No encomendò una tarea concreta a ningùn redactor. Minutos después se enterò por teléfono de que estaban vaciando las criptas funerarias del antiguo convento de Santa Clara, y me ordenò sin ilusiones: «Date una vuelta por allà a ver qué se te ocurre».
(...) En la tercera hornacina del altar mayor, del lado del evangelio, allì estaba la noticia. La làpida saltò en pedazos al primer golpe de la piocha, y una cabellera viva de un color de cobre intenso se derramò fuera de la cripta. El maestro de obra quiso sacarla completa con la ayuda de sus obreros, y cuanto màs tiraban de ella màs larga y abundante parecìa, hasta que salieron las ùltimas hebras todavìa prendidas a un cràneo de niña. En la hornacina no quedò nada màs que unos huesecillos menudos y dispersos, y en la làpida de canterìa carcomida por el salitre sòlo era legible un nombre sin apellidos: Sierva Marìa de Todos los Angeles. Extendida en el suelo, la cabellera espléndida medìa veintidòs metros con once centìmetros.
El maestro de obra me explicò sin asombro que el cabello humano crecìa un centìmetro por mes hasta después de la muerte, y ventidòs metros le parecieron un buen promedio para doscientos años. A mì, en cambio, no me pareciò tan trivial, porque mi abuela me contaba de niño la leyenda de una marquesita de doce años cuya cabellera le arrastraba como una cola de novia, que habìa muerto del mal de la rabia por el mordisco de un perro, y era venerada en los pueblos del Caribe por sus muchos milagros. La idea de que esa tumba pudiera ser la suya fue mi noticia de aquel dìa, y el origen de este libro.
Gabriel Garcìa Màrquez.
Cartagena de Indias, 1994.
4 mensajillos:
Mi favorito, sin duda, Cien años de soledad. Éste del que hablas no lo conozco.
Biquiños
Me has hecho reflexionar sobre el primer libro que leì y me gustò.
Saturnino, yo empecé a leerla por macabra que lo es ciertamente, pero resultò ser una historia de amor. No sabìa que no leìas muchas novelas, pensé que sì :P
Besicos y feliz domingo!!
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